martes

Nosotras.


¿Jamás os habéis sentido incomprendidas por algo que a vosotras os parece de lo más sencillo de comprender?
¿Por algo que vosotras veis a la perfección, algo que consideráis lógico y perfectamente comprensible?
Si es así, haces bien en permanecer en esta pagina.
Y es que, ¿acaso hablamos un idioma no descubierto hasta hoy?
¿Somos un ser maniático lleno de complejidades que tan solo podemos entender nosotras mismas?
Estoy segura de que aquí, nos daremos cuenta de que eso no es así, ya que todas pensamos igual, y sabemos que lo que realmente somos es, geniales.

lunes

Eso que llamamos: Destino.

¡Cuánto tiempo sin escribir! Escribo desde la biblioteca y entre apuntes y tinta de bolígrafo me pregunto: ¿Creo en el destino? ¡Seguro que más de una vez os habéis hecho esa pregunta! Muchas tendréis clara vuestra respuesta, y otras andaréis pensándola. Y es que, ¿Vivimos ya bajo un destino marcado? ¿Cualquier hecho que hagamos que pensemos que está cambiando nuestra vida ya estaba supuesto en ese destino? Y en el amor, ¿Por mucho que vivamos, nos enamoremos, y busquemos esa media naranja, ya está nuestro amor marcado en el tiempo, en el destino?
Independientemente a todas estas dudas y suposiciones hay algo claro: nada ocurre porque sí. Todo lo que ocurre en esta vida ocurre por algo. Cada persona que entra en nuestra vida tiene un significado, una misión, algo que ha hecho que entre en ella. Cada hecho que nos ocurre tiene un porqué, algo que enseñarnos, algo de lo que aprender.

¡Vamos! Por esa regla de tres, ¿tenemos que suponer que si el destino está ya marcado estamos haciendo el imbécil? ¿Nos estamos volviendo locas buscando nuestra media naranja, nuestro chico perfecto, teniendo nuestros quebraderos de cabeza, nuestro sufrimiento y nuestra enorme paciencia, y es inútil? ¿No importa que decida dar ese gran paso con alguien o decida dejar escapar al que hasta ahora era ese chico, etc, etc, porqué ya estaba marcado en nuestro destino?¿En serio? ¡Buuuuuuf!


Pero, esto nunca lo sabremos. Todo ocurre por algo, pero francamente creo, que nosotros decidimos  nuestro camino. Tu destino puede estar marcado a vivir de una forma, y levantarte un día y decidir cambiarla, por ejemplo.
Pero este es un blog en el es difícil sentirse sola al ver que no solo tú eres la que opinas así o piensas algo, y por eso se que todas, al pensar en el destino, pensamos también en el amor. Las cosas ocurren cuando menos las esperas. ¿Jamás os ha pasado conocer a alguien de repente, que ni siquiera sabrías decir cómo ha entrado en tu vida, porque lo ha hecho por mera casualidad, y en cuestión de minutos? Y mirar a los ojos a ese alguien y preguntarte ¿Por qué? Y ¿Por qué tú? ¿Porque él y no otra persona? Y si esa persona, te hace sentir cosas, a través de un gesto, de una mirada, o de una simple sonrisa cuando justo lo necesitabas, no te preguntes más porqué, porque por mucho que lo hagas solo lograrás pensar “es el destino”. 
Pero, ¿Jamás os habéis cruzado con alguien por la calle, en un bus, en el metro o en una tienda, y habéis cruzado una mirada, una de esas miradas? ¿Sí? Pues claro que sí. ¿Y, que hubiese pasado si hubieses tenido el valor de ir y decirle algo? ¿No hubieses cambiado las cosas? Podrías haber salido de ese bus o de esa tienda sin decirle nada, pero de repente decides hacerlo, ¿no estás cambiando tu destino?

Lo cierto es que, si esa persona entra de repente en tu vida, ya sea para siempre o bien para marcharse, se tu quien decida eso, y no dejes que ocurran las cosas irremediablemente, mientras te quedas pensando que será el destino quien lo habrá marcado así. Y si esa persona, que ni sabes cómo ha entrado en tu vida te hace vivir, vívelo. ¿Por qué no? No hay mejor destino que el que tenemos delante. 

Os dejo esta mini escena de una película española que recomiendo, llamada No me pidas que te bese porque te besaré, de Albert Espinosa.

martes

La frase preferida de los hombres.

Hoy hablando con mi amiga Arianda Jarque ha surgido una conversación que nos ha llevado a contemplar las posibles teorías sobre los hombres y su capacidad de apoyo hacia nosotras. Lo cierto es que, no hemos tenido que pensarlo demasiado.

Chicas, un consejo: No tratemos de explicarles que nos hemos enfadado con alguna amiga, es inútil. Podemos tratar de explicarle que nuestra amiga, o no tan amiga, nos ha hecho algo que nos ha sentado muy mal, algo que nos ha herido y fastidiado muchísimo. Tu le cuentas lo que te ha hecho, y se lo cuentas enfadada porque lo estás realmente. El aparentemente te escucha, y asienta con la cabeza. Cuando llevas 15 minutos hablando y le preguntas, ¿A que tengo razón?, pocos se atreven a decirte: Pues no, no la tienes. Te dirán “claro”. Pero en caso de ese “claro”, jamás dejará de ir acompañado de esa frase tan recurrente para ellos y a la que tienen un cariño especial: “como sois las mujeres…”. Y tú te preguntas: ¿Me ha estado escuchando? Probablemente en el minuto cuatro de conversación, o más bien monólogo, el habrá apretado mentalmente su botón de “off”. ¿Por qué? Porque para ellos, todas nuestras peleas o nuestras posibles disputas con nuestras amigas son siempre lo mismo, “paranoias de mujeres”, ya que “siempre estamos igual”.

Podemos pasar esto, porque nosotras podemos pensar que cuando nuestro amado nos cuenta su ultima batallita con sus amigos que acabó mal, tipo: “le estábamos gastando una broma al Pollo cuando el Melenas va y mete la pata y nos fastidia la broma, y es que ya está bien porque es un inútil y siempre la está cagando” o tipo, “estamos muy enfadados con el Chema porque le dijimos que comprara cuatro botellas de Ron y el compró vodka, y ya está bien porque siempre hace lo que le da la gana, y estamos ya todos hasta la p****”, pensamos que no existen mayor gilipollez que sus peleas, peleas tontas de hombres.
Podemos pasarlo.


Pero y ¿cuándo indignadas le contamos que esa chica que nosotras sabemos perfectamente que quiere algo con el, nos está fastidiando e intentando conseguirle de maneras que no son limpias? Cuando le decimos: ¡Pero solo hay que verla, y encima tu, no te enteras y le sigues el rollo y ella se alegra porque así me fastidia!

O cuando le decimos ¡Deja de tratarle de tan amiga porque me he enterado que me va poniendo verde por detrás! ¿Cuál es su contestación? Vamos, todas la sabemos! Si, es esa, la misma que siempre: “Como sois las tías… siempre estáis igual”.
Ah, y por supuesto seguidamente de esa frase, impidiéndote tu capacidad de reacción, te dicen: ¿Pedimos una pizza? Se nota que te escucha, se nota que trata de buscar la solución a tu problema, se nota que te comprende, y se nota, que tiene hambre.


domingo

SOMOS UNAS ROMÁNTICAS ¿Y ELLOS?

Bueno, hace unos días fue San Valentín, y lo queramos admitir o no, lo cierto es que por regla general, todas somos unas románticas. Pero, ¿y ellos?

Desde mi punto de vista, las mujeres solemos tener más gusto a la hora de preparar algo, más gracia, pero puede ser que simplemente sea, además de que somos unas románticas, que tenemos más sentido de la imaginación y de la creatividad.  Remontaros sino, a esos murales típicos del colegio, en los que las chicas hacíamos unas presentaciones bonitas y de lo más llamativas, y ellos, aunque se esforzasen, tan solo conseguían que las cuatro fotos y el texto que pusiesen quedase desproporcionado con todo lo demás, con esas fotos esparcidas por toda la cartulina y con ese título que cada letra era más pequeña que la anterior.

E igual que con eso, pasa a la hora de tener un detalle bonito con tu pareja, normalmente. Y es que, no vamos a comparar la gracia y la chispa que tenemos nosotras al regalar a nuestro enamorado por ejemplo algo tan simple como una postal, con la que tienen ellos, aunque suene cruel. ¿La compraremos por ahí? Pocas veces, la acostumbraremos a hacer nosotras. Y si la compramos, la escribiremos de tal manera y la decoraremos de tal manera, que la miraremos y diremos: Preciosa. Todo el texto alineado, la letra con su tamaño perfecto y esas palabras perfectas para esa postal perfecta. Pero ¿y ellos? Esas cartas que a ellos les ocupan 5 hojas porque dejan dos centímetros entre frase o frase o les ocupa media porque pegan todas las frases, con esa letra a veces difícil de entender y con esos corazones que parecen hechos por un niño de cinco años. Pero, ¿y qué? Están hechas por un niño, puede, pero por el nuestro.

Lo mismo ocurre si hablamos de las cenas románticas. El 90% de los casos, no cocinará él, te llevará a cenar fuera o si cenáis en casa pedirá algo. Pero, ¿y ese 10%? Ese diez hará una pizza. 
Mientras que nosotras, nos rompemos la cabeza pensando que hacerle, algo que esté bueno, pero que a la vez quede bonito, no un cocido asturiano. Así que te metes en ese mundo llamado cocina, e intentas hacer la cena perfecta para la velada perfecta. Ah, y reza para que después de haberte estado 5 horas en la cocina, cuando estéis cenando no diga: No se para que te has tirado toda la tarde en la cocina, podríamos haber pedido una pizza.

Pero mujeres, nos da igual si la letra está torcida, si los corazones parecen manzanas, o si cenamos pizza o un kebab, nos da igual porque estamos cenando con él, y le contaremos a nuestras amigas que nuestro chico se ha portado genial con nosotras, y que es un sol. 
Ah, y por supuesto, quedan aun hombres que nos demuestran que si saben ser románticos, o hacen lo que pueden. Mirar estos videos, a mi me han hecho mucha gracia. Ahí van:

                                            Cena romántica el dia de la semifinal de España.                               



                                                         "No me digáis que no voy bien"